Pablo César Jiménez Pérez, de Querétaro conquistó la cima del Everest

“Pues que se va a Nepal a subir el Everest”, nos dijo César Jiménez Arreola, nuestro primo. “¿Quién se va?” preguntamos con la esperanza de que fuera alguien lejano. “Pablo, mi hijo”, contestó sonriendo como queriendo terminar de aceptar lo que acababa de decirnos.

Guardamos silencio, la noticia nos descolocó. Sabíamos que el origen de tal afirmación era contundente como lo fueron otras aventuras extremas que este joven sobrino ha librado con éxito.

Pablo César Jiménez Pérez, conquistó la cima del Everest, convirtiéndose así en el primer queretano en lograrlo. Fueron treinta y ocho días de esfuerzo extremo, de vivencias insuperables, pues era cuestión de levantar la mano para tocar el cielo, pero también aterradoras, dolorosas, tristes y de mucho cansancio físico y mental. Presenció la muerte de personas que como él tenían la misma meta, la misma ilusión y se quedaron en el intento. “A la derecha está un cadáver”, lo escuchamos decir con voz casi inaudible en un vídeo que mandó.

“Vivimos nuestra propia expedición, desde el hogar subimos juntos la montaña más alta del mundo” contaba María, su madre, mirándonos complacida. “Sabíamos que el éxito era muy importante, afortunadamente lo logró, pero lo mejor que pudo suceder es que regresó sano y salvo, ahorita está en Katmandú descansando para preparar el retorno a casa, ya queremos abrazarnos los cuatro, Ana Paula su hermana, también lo extraña mucho”.

“Eran las once de la noche del miércoles 11 de mayo cuando nos enteramos de que Pablo había hecho cumbre” decía su padre orgullosamente. “Fue un gran momento también para nosotros, su familia, pero la lápida que sentíamos en la espalda todavía continuaba pesándolo  mucho, pues faltaba el regreso. Sabíamos que el riesgo era mucho más fuerte en el descenso”.

Le pregunté a María “¿No lo quisiste disuadir?”. “Ya lo había hecho en alguna otra ocasión, pero ahora opté por confiar en la intuición de mi esposo, él lo apoyó desde un inicio, así es que me uní a la decisión. Lo más difícil fue la despedida…finalmente, partió con nuestra bendición”. Nos decía recordando esos duros momentos.

Pablo César es un joven abogado amante de las aventuras extremas, desde muy chico buscaba la manera de trepar a grandes alturas, siempre logrando su objetivo.  El Océano Atlántico fue testigo del viaje que hizo a bordo de un galeón por más de sesenta días, también el Kilimanjaro y los montes más altos de México lo han visto escalar.

La cima del Everest lo marcará para siempre, ya está escrito en las páginas de la historia. Es dueño de su experiencia, sin embargo, su triunfo no solo lo disfrutará él, será recordado con orgullo por todo aquel que reconozca su valentía, su fe, su entrega a lo que hace y su enorme sensibilidad que quedó plasmada al compartir, antes de iniciar la última etapa de la expedición, el motivo que lo animaba a continuar: “Se lo dedicaría a un cambio de conciencia, a que reflexionemos para que cambiemos como mexicanos, a unirnos y dejar de reprocharnos entre todos”.

Con certeza puedo decir que este pensamiento nos conmueve a muchos y… sí, nos hace reflexionar en el sentido de responsabilidad social que tenemos como personas y mexicanos.

Enhorabuena, familia Jiménez Pérez: César, María, Pablo y Ana Paula, son un poker de ases en el amor, la fe, la esperanza y la valentía.

 

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